Trileros

No es que no le quiera, es que se ha acostumbrado a quererle así. A su modo, en una especie de acuerdo subconsciente con ella misma, como si internamente supiera que tiene que ser así. Se ha convencido.

Y no es algo raro, al contrario. A pesar de lo que llevan diciéndole todos durante años, él sí le conviene. Después de tanto tiempo, sabrá ella si lo hace. O no.

Y entonces se acuerda, del principio, de cuando le daba un vuelco el estómago al verle. De cuando salían a dar una vuelta y él le rozaba la mano, tanteando, como si fuera puro azar el rozamiento de ambas pieles.  Y sonríe, mientras niega con la cabeza lentamente. Ya, nada es así. No desde que él decidió jugar a varias partidas, sin saber que estaba perdiendo la más importante.

Pero ella no quiere dejar el juego. Se niega, tozuda. Cree firmemente que está unida de por vida a un tramposo. Porque ella así lo quiere. Porque ella quiere creer que no hay más. Es de ella. Es suyo aunque compartido. Sucio, embaucador, farsante y mentiroso,pero suyo.

Y le grita silenciosamente. Vete, mientras te quedas. Pero vete. No me dejes. No vuelvas. Fullero, embustero, farsante, impostor...Charlatán.

Vuélveme a amar...
. . . . 








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