En el nombre de Alá

 Me sacaba ayer de mi retiro, y de quicio, la noticia de otra atrocidad. Una vez más la barbarie ha salido a manifestar su odio, matando cuanto ha podido. Cuanto ha podido, pues quiso más. Quiso acabar con todo aquello que se le antojara infiel a sus ideas (que no a su Dios, ése cuya imagen han amoldado a su imagen y semejanza, cruel y despiadado).

No he leído el Corán, para qué engañar a nadie, pero tengo conocidos y amigos musulmanes. Y ninguno acepta esa lectura e interpretación que hacen estos salvajes que intentan sembrar el terror. Salvajes que persiguen intereses terrenales vestidos de religiosos y que pierden su condición de Ser Humano en el momento en el que atentan contra la vida de otro.

No puedo ni imaginarme el dolor y el pavor de la gente que ayer sufrió en sus carnes los actos terroristas de unos seres confundidos y profundamente adoctrinados en el mal. No hay Dios, ni vuestro ni mío, que quiera esto.

 No hay vírgenes ni paraíso esperando a los asesinos. Esas promesas las hacen los cerebros ordenantes a hombres, a veces niños, de alma lábil y razón maleable, para convencerles de lo que en un principio parece imposible: mata a todo el que puedas, aunque ni les conozcas, aunque no te mueva la pasión de la ira contra un individuo concreto por un agravio directo a tu persona. Mata de forma despiadada, indiscriminada. Sin preguntarte si tienen algo que ver con toda esa mierda que te han metido en el cerebro. Y encima, considera que probablemente pierdas tu vida en el proceso. Esto va contra el propio instinto de conservación que todos tenemos, y por eso hay que ofrecer algo mayor y mejor a esta basura terrenal, una suerte de "muere y mata por la causa y tu situación será tremendamente placentera y feliz". Pobres imbéciles.

 A veces, es más peligroso un idiota que un malvado. Y un idiota malvado es ya la peor de las armas. Un autómata que respira porque le dicen que lo haga y que provoca que alguien deje de hacerlo porque otro hombre le dice que su Dios así lo ordena. Porque Alá es grande. Porque Alá así lo quiere.

Hoy no hay consuelo. Hoy siento una pena profunda, que cala, por la terrible confusión que impera en algunas cabezas, que hace tiempo dejaron de ser humanas. Reitero, no lo son.


Si hay Dios y está viendo esta inmensa locura generada en su nombre, tiene que estar avergonzado de sus hijos al más alto de los niveles. Una vergüenza sin igual, que te llena de arrepentimiento por saberte padre y origen de unos descerebrados que te usan para librar batallas que defienden intereses muy alejados de lo divino. Nuestros dioses, que son todos el mismo o ninguno, llevan llorándonos siglos.



Nunca fui buena cristiana, así que espero que la oscuridad caiga sobre los asesinos. La oscuridad fría y terrorífica del silencio y la soledad eternos. Y que sus pecados les atraviesen lo que les quede del alma para siempre. Sin descanso, sin alivio...Sin perdón.


S.S

Mi más sentido pésame a las familias y amigos de los fallecidos. Todo mi ánimo para los afectados.

Lectura recomendada: http://www.abc.es/internacional/20141028/abci-paraiso-islam-virgenes-201410271917.html

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