Me sacaba ayer de mi retiro, y de quicio, la noticia de otra atrocidad. Una vez más la barbarie ha salido a manifestar su odio, matando cuanto ha podido. Cuanto ha podido, pues quiso más. Quiso acabar con todo aquello que se le antojara infiel a sus ideas (que no a su Dios, ése cuya imagen han amoldado a su imagen y semejanza, cruel y despiadado). No he leído el Corán, para qué engañar a nadie, pero tengo conocidos y amigos musulmanes. Y ninguno acepta esa lectura e interpretación que hacen estos salvajes que intentan sembrar el terror. Salvajes que persiguen intereses terrenales vestidos de religiosos y que pierden su condición de Ser Humano en el momento en el que atentan contra la vida de otro. No puedo ni imaginarme el dolor y el pavor de la gente que ayer sufrió en sus carnes los actos terroristas de unos seres confundidos y profundamente adoctrinados en el mal. No hay Dios, ni vuestro ni mío, que quiera esto. No hay vírgenes ni paraíso esperando a los asesinos. Esas prome
Quieres un poema. Para ti. Porque crees que lo mereces. Quieres que ponga a mi cansada musa a trabajar para hinchar tu ego. Porque sí, porque sí, porque sí... Porque además tiene que ser público, tiene que verlo todo el mundo, para que puedas destrozarlo a base de compartirlo, despedazándolo con cada “like”. Para que pierda el sentido. El poema, y yo. No te vale con una declaración privada en la que recite , autómata,todo aquello que quieres oír. No. Necesitas que el foro lo lea, para reafirmar esa imagen que les has mostrado como real. Qué distorsión de la realidad , de las intenciones y de los sentidos. Qué pena de egos, qué pena de adultos infantilizados, qué larga la adolescencia mental de muchos. La mala leche no es buena tinta para una pluma. Y la bilis tampoco. ¿Quieres que tus cuervos te escriban un poema?
Querido diario: Me hago mayor. Veo algunos signos en la piel, sutiles aún, pero es en la amígdala donde se refleja más, creo. Tengo menos miedo y rencor, aún tengo algo, y menos ganas de aguantar las estupideces ajenas. Eso de “con la edad veo mal de cerca, pero a los gilipollas los veo de lejos”, me lleva pasando desde los 11 años, aunque en mi caso la edad era temprana y el defecto visual me impedía ver de lejos, realmente. Por eso, ahora en la edad adulta, y a medida que voy tomando decisiones que me van encaminando, y encofrando, el futuro, me revuelvo internamente (y a veces externamente) contra todo aquello que me resta libertad y capacidad de expresión y contra lo que viola mi derecho a honrar y recordar de forma tranquila e íntima mi pasado. Estoy hasta las gónadas de las imposiciones “porque sí”, sin lógica alguna, de los que subestiman a los que tienen al lado, de los egos desaforados, de los hipócritas (no confundir hipocresía con civismo y buena educación, por Dios)
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