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Candelabro

 Y es que no lo sé.. La mira, a la ira lo fino que hila... Yo salgo, minada,  mata la mirada... Y broto, exploto... Hiervo, sangro, sudor y mito.   Y subo y bajo... Nilos y Tajos, de tinta he escrito. Y se me cansan, las yemas de los dedos Y me duele, hasta la punta del alma Y me agota saber que esta rueda, eterna,loca y ramera , no para de girar, reir, llorar, brotar... Se revuelve ahí dentro por sufrir, no miento se cuelan las entrañas, nudos de tripas, marañas. No guardo ni decoro ni acierto Ni hago uso del estilo, advierto.  Sólo me queda algo de educación, para respetar, si acaso, la puntuación.

Fácil

Comprendo, lo sencillo es atractivo porque tendemos al mínimo esfuerzo. Queremos adelgazar sin dejar de comer basura y sin derramar una gota de sudor, queremos el éxito sin pasar por los fracasos y el esfuerzo previos, queremos el amor más infinito, puro e intenso sin soportar los defectos de la personalidad del ser humano al que pretendemos amar. Lo queremos todo, sin invertir nada. Por eso entiendo perfectamente, aunque sea tremendamente injusto, que el adolescente huya de la autoridad que le exige hacer su cama, recoger el cuarto y estudiar, y sienta una tremenda afinidad por la persona que le proporciona diversión y risas, sin "dar el coñazo". Es lógico y contraproducente. Y muy humano. Y a mí me duele. Y vamos a peor, parece, precisamente porque cada vez les damos menos el coñazo. En las aulas, por lo general (pido a Dios que haya excepciones) muchas veces ya ni se les pide leer el libro que toque entero, por ejemplo, ahora se les dan resúmenes con sus argumentos,

Dice así...

Abrí el sobre, todavía caliente y una hoja doblada apereció ante mí. La desplegué, y comencé a leer.  Y pude sentirle, a él, y a cada átomo de su ser, emanando de aquellos versos: Me asfixia el mismo aire tibio.  ¡Quiero sentir alivio! Me oprime el pecho,  el hecho,  de haber perdido el Norte... ¡Se partió mi alma de un corte! Hace tiempo... Y ya no camina serena mi cicatriz, mi cuerpo, mi vela... Ya no siento pena Desátame, viento quiero volar, ¡no miento! Y no subir esa escalera con o sin bandera,  escapar de la nada, ¡de la vida entera! ¡Quiero sentir alivio! El corazón no me entra,  Se sale de su lecho pequeño, estrecho Yo sólo quiero sentir alivio.... S.S

Cambio

Me dio pena prácticamente todo. Sentí lástima de su forma de agarrarse a la alegría, de su forma de engancharse a cualquier plan de jarana que le mantuviera animado.  Él, que aspiraba a cambiar el Mundo. Que nació con madera de líder... Queda ahora como un hombre cansado, al pie de un lucha que muy pocos han seguido. Un hombre al que este sistema soberano, injusto, viciado y déspota, ha intentado aplastar hasta la saciedad, bajo la violada bandera de la libertad.  La escoria ha colonizado el poder, la escoria quiere succionarte hasta el alma. Son alimañas sin compasión cuya única pretensión es el lucro a tu costa.  Pero él mantiene la  esperanza, cree que el cambio es posible... Y yo, incrédula,sólo soy capaz de sentir tristeza por él... Honra a aquellos que han sacrificado su bienestar por todos nosotros. Gracias, aunque todo siga igual, mil gracias por intentarlo. S.S

Prometo...

Estamos, nosotros, en uno de esos momentos en los que parece que caminas por una fina cuerda, por encima del vacío, por encima de las demás cabezas. Y andamos, despacio, sin precipitarnos a ese espacio infinito bajo nosotros, con calma aparente, pero deseando llegar al otro lado. La juventud es un estado de impaciencia permanente. Lo queremos todo, y para ayer. Ahora mismo, todo es inestable, todo es volátil. Ahora estamos, en este momento y lugar ,y mañana podría no ser así. Y no lo entendemos, pues somos efervescentes y nos creemos eternos. Bullimos y desaparecemos. Ayer envejecí unos cuantos años. La vida llevaba ya exprimiendo mi cuerpo y mis sesos una larga temporada, así que lo esperaba hacía tiempo. Caí de rodillas en el salón, y mi cabeza golpeó el suelo unos segundos después. Permanecí inmóvil hasta que me di cuenta de que podía moverme. Pero el agotamiento no me dejó llegar muy lejos. Me arrastré, como pude, hasta el sillón, y trepé hasta tumbarme en él. Estuve así

Piel

La dureza de la piel masculina, con los hoyuelos que marcan los vellos al nacer, la piel tersa y gruesa. El gris de sus mejillas que asoma por las perforaciones del pelo. El color moreno del mediterráneo. El espesor del cutis joven, sin las dobleces del tiempo, perfectamente cincelado por la escasez de años vividos. Y el rostro gobernado por dos brillantes ojos. Ojos oscuros, cálidos de miradas penetrantes... No me digan ustedes, que no existen los milagros, pues han de saber que tengo uno,  ahora mismo,afeitándose en mi baño. S.S