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Mostrando entradas de abril, 2017

Hipoclorito

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Puede que sea la lejía O del alma, mi herejía Pero empiezo a no ver la luz Gotas que destiñen de blanco, limpian la sangre del manco y del que carga con su cruz Sudando mares de tinta tiñes dorada la cinta con la que envuelves tu pesar Y también tuyo, su pasar ¡Y qué pulcro queda todo! Ya no hay manchas de lodo ni huellas de las que sospechar Has borrado el testigo la marca, no habrá castigo Pero a la conciencia que todo lo ha visto   a la culpa que sabe que existo … ¿Quién la callará?   

Piel de trapo

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Sácame de aquí me llueve el alma a borbotones se desborda mi luz, en crisoles y me entran ganas de estallar.  Sácame de aquí que mi piel está a jirones ¡Mírame! ¿No ves que el corazón me lo cierran dos botones?  Y camíname, déjame, cógeme, ¡árdeme! Y no me pares de soltar.  Ni de agarrar, cumplir, soñar... ...

Lo esencial...

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Yo también quiero que me cincelen las piernas, y que queden pétreas, lisas, finas y perfectas. Quiero que me estrechen cintura y me eleven varios centímetros del suelo, que me perfilen el mentón y la nariz. Los senos me gustan, pueden quedarse así. Y si es posible, que me hagan una elevación de alma, que me ensanchen el corazón y si se puede, que me agranden la mirada, para ver más y mejor. Y que me amplíen la memoria, por favor. Las peticiones del primer párrafo pueden cumplirse, con distinto grado de satisfacción. Las del segundo, no. No hay bisturí, crema, o técnica quirúrgica, capaz de modelar el carácter, la ética, y el ánima de una persona. Es lo que nos define realmente, lo que nos codifica frente a lo que nos cosifica, y lo más complicado de cambiar. Por eso el valor no está en tu culo. Ni en tus labios carnosos rellenos de ácido hialurónico. No. No vales lo que pesas, ni lo que opinas de tus muslos. Lo que te hace genial, es eso que tú tienes de forma natural y

Caralibro

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Lo sé, lo sé...Sé que es sólo un escaparate donde ponéis vuestras glorias y venturas. Rara vez mostráis miserias ahí. Sé que es la forma, el ritual para mantener alimentado vuestro ego, para tener saciada la necesidad, oh esa imperiosa necesidad, de atención. Soy plenamente consciente de que os gusta que la gente os escriba la suerte que tenéis, lo guapos que estáis o lo estupendamente bien que os sienta el estrenar pareja (pareja con la cual posas genial en todas esas fotos que no paras de enseñar al mundo vía Caralibro o sucedáneo. Oye, ideal la profile picture ). A mí me importa un testículo de rana, y a veces su mitad incluso, lo que te pusiste anoche, lo blanca que es tu sonrisa tras el blanqueamiento o lo fabulosa que es la vida del expuesto, pero  a veces, sólo a veces, me engañan y me lo creo. Me creo que es verdad, y que realmente todos son tan felices como muestran sus fotos y comentarios. Y es en esos momentos cuando siento el efecto que causa todo esto, ¡d

BIOLIGIÓN

Creo que creo en Dios. Ayer vi unos ojos en el espejo, de cerca, y comprendí que ese entramado de tonos, esa pupila brillante, el iris abanicado, y el reflejo que devuelven, no pueden ser fruto de un mero desencadenamiento de casualidades. No. Tiene que haber algo más, algo que explique el planeta azul en el que vivimos, con tanta agua líquida (¡líquida!) a nuestra disposición, nuestra condición bípeda (¿es que nadie alucina de que caminemos sobre nuestras dos piernas porque los homínidos tempranos como Lucy se levantaron sobre las suyas?), nuestras complejas formas de comunicación, la conciencia de nosotros mismos como seres individuales y la conciencia que te dicta lo que está bien y lo que no. Aquello que nos diferencia del resto de seres que comparten el espacio con nosotros y ese "algo" que algunos dicen que continuará cuando ya no estemos aquí y que algunos dicen sentir... Tiene que haber algo. Llámenlo "X".  Por eso, aunque no rezo desde que era niña, creo

Bienvenidos

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Supongo que será justo eso, que me hago mayor y que ya no veo las cosas con la ingenuidad de las manos limpias y la mirada ávida. Los años han contado doble para mí, y así  pesan. Además, me he comprado una tele nueva para no verla. Sí, me he comprado una carcasa de televisión talla 32 (osea, que de perfil no se la ve) con alma de ordenador en la que utilizar plataformas online para consumir productos que no haya parido Telecinco. Y con eso me creo a salvo. Soy así de tonta. Lo sé, escribo mucho con punto y seguido porque tengo miedo de las comas y de los puntos aparte. La primera da continuidad, tras una breve corchea. El segundo aparta unas ideas de las otras, las separa abriéndolas en canal y dejándolas sin posibilidad de tenderse la mano con unos puntos suspensivos…   Por eso me aferro a ese híbrido de todo que es el punto y seguido. Lo mal uso y exploto, e incluso abuso de él. Algún día me abandonará, denuncia mediante, por no poder aguantar más. Y tendré que asumir qu

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Fragmento final del monólogo. Luz tenue. Plano corto. Ambas se miran: "No es que te odie, como ya te he dicho antes, es que me produces un profundo rechazo y , a la par, siento que no puedo deshacerme de ti, porque a veces suena un eco de aprecio y cariño. Será porque nos educaron a ambas para querernos, aunque luego eso haya sido imposible. Me da mucha rabia, el dedicarte cualquier línea porque considero que no te mereces ser protagonista de algo. No mereces atención, por más que intentas llamarla. Vas haciendo daño allá por donde pasas. Eres egoísta e interesada y además, ahora, vas disfrazada. Eres tremendamente peligrosa. Y no me apetece disimular más. Te mandaría a la mierda, pero nos arrastrarías a todos contigo, así que sólo diré: que Dios te guarde y ojalá se le olvide dónde". Se da media vuelta, abandonando la habitación y dejándola sola, de pie y en silencio.