Hipoclorito

Puede que sea la lejía
O del alma, mi herejía
Pero empiezo a no ver la luz

Gotas que destiñen de blanco,
limpian la sangre del manco
y del que carga con su cruz

Sudando mares de tinta
tiñes dorada la cinta
con la que envuelves tu pesar

Y también tuyo, su pasar

¡Y qué pulcro queda todo!
Ya no hay manchas de lodo
ni huellas de las que sospechar

Has borrado el testigo
la marca, no habrá castigo

Pero a la conciencia que todo lo ha visto
 a la culpa que sabe que existo …

¿Quién la callará? 
 




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